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Con esta publicación, iniciamos un ciclo de materiales explicativos sobre el tema del Holodomor. En primer lugar, trataremos de entender qué es el Holodomor, qué precedió al genocidio de los ucranianos y uno de los mayores crímenes contra la humanidad de la historia del mundo. También explicaremos: cómo es que hasta el día de hoy se siguen ocultando los datos relacionados con el Holodomor y quién está interesado en ello.

En 1921, la American Relief Administration (ARA) negoció con la Unión Soviética las condiciones de su futura actividad en el territorio del país. El entonces diplomático soviético y posteriormente el Comisario del Pueblo para Asuntos Exteriores, Maksim Litvínov, respondió al representante estadounidense: “La comida es un arma”. Los años 1932-1933 en el territorio de la actual Ucrania mostraron lo poderosas que pueden ser esas armas si caen en manos de una dictadura totalitaria. Entonces, millones de personas murieron a causa de la política deliberada de las autoridades soviéticas. El Holodomor fue reconocido como genocidio por 34 países. Actualmente, se considera uno de los mayores crímenes contra la humanidad.

Un antiguo pueblo, la centenaria ciudad de Voronkiv, en el distrito de Boryspil en Kyivshchyna, Una novia con sus damas de honor en trajes de boda nacionales de 1920. Centro Nacional de Cultura Popular “Museo de Ivan Honchar”.

– Un ejemplo clásico del genocidio soviético, su experimento más largo y amplio de rusificación, el exterminio de la nación ucraniana.

Así llamó al Holodomor en su artículo Raphael Lemkin, abogado polaco de origen judío que introdujo el concepto de genocidio al contexto internacional. El Holodomor es el nombre propio del genocidio de los ucranianos. Es una forma del asesinato masivo deliberado de los ucranianos en 1932-1933. Se pudo llevar a cabo mediante los planes excesivamente altos para el aprovisionamiento estatal de grano y la confiscación forzosa de tierras, propiedades y alimentos de la gente, lo que provocó la muerte de millones de ucranianos. De esta manera, Stalin quería domar a los ucranianos que plantaban masivamente resistencia ante la colectivización y se rebelaban contra el régimen soviético.

Raphael Lemkin
El autor del término genocidio y la persona gracias a la cual ahora existe el marco jurídico para reconocer un delito como genocidio. En primer lugar, se trata de la Convención de la ONU para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. La Asamblea General de la ONU la adoptó el 9 de diciembre de 1948. Fue este documento el que por primera vez en la historia del mundo definió el genocidio como todo acto cometido con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal.

A lo largo de mucho tiempo, el crimen soviético del exterminio de millones de personas y destrucción de su conciencia nacional y colectiva fue poco conocido, incluso allí donde se produjeron los hechos. La censura total, la falsificación de los documentos estadísticos, la intimidación y temor a las represalias convirtieron en sombras silenciosas las vivas voces humanas. Ante la elección de morir ellos mismos y poner en peligro a sus familias o permanecer en silencio, los testigos de esos sucesos eligieron en su mayoría el silencio. Su habilidad para sobrevivir al límite de sus capacidades físicas y emocionales y dar vida a nuevas generaciones no puede ser confirmada por ningún documento. La memoria humana se convirtió en su archivo.

Hoy, casi un siglo después del Holodomor, todas estas voces tienen al fin la oportunidad de ser oídas. Y las nuevas generaciones pueden descubrir la verdad y aceptar las lecciones que costaron millones de vidas.

Antes del Holodomor

En 1918 terminó la Primera Guerra Mundial. La lucha de liberación nacional ucraniana terminó con la ocupación de Ucrania por los bolcheviques. El 30 de diciembre de 1922 se estableció el estado que unió alrededor de cien naciones y culturas mediante la invasión y revolución — la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

— El asesinato masivo de pueblos y naciones que caracterizó el avance de la Unión Soviética hacia Europa no son una característica nueva de su política de expansión. Tampoco es una innovación inventada simplemente para crear homogeneidad a partir de las diferencias de los polacos, húngaros, bálticos y rumanos que ahora permanecen en las afueras del imperio soviético. En cambio, fue una característica de largo plazo incluso de la política interna del Kremlin, para la que los actuales gobernantes tenían suficientes precedentes en las acciones de la Rusia zarista. Este es, en efecto, un paso necesario en el proceso de “unificación” que, como esperan fervientemente los dirigentes soviéticos, creará un “hombre soviético”, una “nación soviética”. Para lograr ese objetivo, esa nación unida, los líderes del Kremlin destruirán gustosamente las naciones y culturas que habitaron durante mucho tiempo Europa del Este. — Raphael Lemkin.

El líder del recién creado estado soviético, Vladimir Lenin, a pesar de que sostenía las banderas y hablaba sobre el poder de la idea, comprendía muy bien que el ejército en la devastación de la posguerra necesitaba pan. En la cabeza de Lenin, Ucrania, con sus tierras negras y su desarrollado sistema agrícola, se convirtió en el recurso que tenía que alimentar el imperio. Por eso, junto con las maravillas del comunismo ilusorio, en la década de 1920 aquí comienza la constante escasez de alimentos y suministros. Mientras el mundo reconstruía poco a poco las ciudades destrozadas, la RSS de Ucrania, como parte de la URSS, se convirtió en rehén del plan de construir un imperio mundial condenado al fracaso.

En los años 1921-1923, la destrucción debido a la guerra, la falta de población empleable, la sequía y, al mismo tiempo, la inadecuada política soviética de incautación del grano en el territorio de Ucrania provocaron la hambruna. Desde el sur de Ucrania, que más sufrió de la sequía, se exportaron toneladas de grano para su venta y al Povolzhie ruso, que también padecía de hambruna. Al mismo tiempo, la RSS de Ucrania, que tenía el estatus de colonia imperial, no recibía ni dinero ni alimentos.

Varios millones de muertos por el hambre en los años 1921-1923 no pudieron impedir que las autoridades soviéticas continuarán sus experimentos económicos en el camino hacia el gran comunismo. Pero incluso las pervertidas ambiciones de las autoridades comunistas no anularon las reglas del juego: la población necesitaba pan, y el estado — un ejército y un sistema. Así pues, en 1921 se implementó una Nueva Política Económica. La NEP sustituyó el reparto de alimentos del “comunismo de guerra” por el impuesto alimentario. El reparto de alimentos se limitaba a la confiscación de grano a precios fijos en la cantidad determinada por el estado. A cambio, el impuesto alimentario preveía la transferencia del 20% de los resultados del trabajo campesino al estado. A largo plazo, esta proporción tenía que disminuir al 10%, y en equivalente monetario.

Esta medida del gobierno soviético funcionó: el estado pudo estabilizarse después de la Primera Guerra Mundial. La empobrecida población, que vivía en constantes colas y carecía de alimentos y productos de calidad, continuaba trabajando por el bien del sistema. Sin embargo, junto al empobrecimiento, el descontento siguió creciendo en el recién creado imperio.

Los campesinos entregan el grano al estado en el pueblo Illintsi de la provincia de Vínnytsia. 1929. – Archivo Central Estatal H. Pshenychnyi de Cine, Foto y Audio documentos de Ucrania.

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Los campesinos entregan el grano al estado en el pueblo Illintsi de la provincia de Vínnytsia. 1929. – Archivo Central Estatal H. Pshenychnyi de Cine, Foto y Audio documentos de Ucrania.

Entrega colectiva de grano por asociaciones de consumo en Nemyriv de la provincia de Vínnytsia. 1929. – Archivo Central Estatal H. Pshenychnyi de Cine, Foto y Audio documentos de Ucrania.

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Entrega colectiva de grano por asociaciones de consumo en Nemyriv de la provincia de Vínnytsia. 1929. – Archivo Central Estatal H. Pshenychnyi de Cine, Foto y Audio documentos de Ucrania.

Entrega de pan al estado por los campesinos del distrito de Baryshiv de la provincia de Kyiv. Distrito de Baryshiv. 1930. – Archivo Central Estatal H. Pshenychnyi de Cine, Foto y Audio documentos de Ucrania.

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Entrega de pan al estado por los campesinos del distrito de Baryshiv de la provincia de Kyiv. Distrito de Baryshiv. 1930. – Archivo Central Estatal H. Pshenychnyi de Cine, Foto y Audio documentos de Ucrania.

Holodomor

Desde 1929, empezó la violenta y forzosa colectivización. En abril de 1930 se aprobó la ley sobre la incautación de grano, que preveía la transferencia desde la cuarta hasta la tercera parte de todo el grano recolectado para el bien del estado. Al mismo tiempo, los precios del grano en el mundo bajaron considerablemente debido a la Gran Depresión. Esto significaba que la URSS tenía que aumentar significativamente las ventas para mantener el flujo de fondos hacia su propio presupuesto en la escena mundial. A la vez, tenía que preservar la imagen de un nuevo estado exitoso y enfocado, que con condescendencia mira al mundo capitalista decadente en la anticipación de una revolución mundial. Para mantener la imagen de la URSS, se necesitaban finanzas, y las finanzas requerían aumentar el aprovisionamiento de grano. A la población se le quitaban cantidades de alimentos cada vez más grandes, sin ofrecer nada a cambio. Por ello, a principios de la década de 1930, sucedieron más de cuatro mil protestas campesinas contra tal iniciativa estatal. Un campesino de a pie era muy consciente de que si era capaz de alimentar a su familia con su duro trabajo, pero el estado era incapaz de hacerlo, no quería un estado así. Para él, el simple hecho de ceder su granja y los productos de su trabajo a las granjas colectivas estatales era una manifestación de locura.

La mayoría de los ucranianos vivían en zonas rurales. De hecho, la cuestión del aprovisionamiento de grano en la RSS de Ucrania y en Kubán pasó de ser puramente económica a convertirse en una clara cuestión nacional. Se trataba de romper la tendencia de posesión de la propiedad privada no solo del campesino, sino del campesino ucraniano, de destruir cualquier identidad nacional. Por eso, desde el principio, las medidas tomadas por el gobierno soviético fueron muy diferentes para la RSS de Ucrania y para el resto de la Unión.

Tras la primera ola de colectivización forzosa y violenta, los campesinos masivamente dejaron masivamente las granjas colectivas: se llevaron el inventario, el ganado, el grano. Las protestas y sabotajes locales se extendían por el territorio de Ucrania.

Conocemos la magnitud del movimiento insurgente en Ucrania gracias a los informes especiales del Directorio Político del Estado:

“1. La existencia de una ramificada clandestinidad insurgente polaco-petliurista que, según datos incompletos, abarcaba 67 distritos de Ucrania. La contaminación de las granjas colectivas y estatales, las estaciones de máquinas y tractores y sus talleres (MTS y MTM), por parte de elementos petliuristas, kulaks, de la Guardia Blanca y antisoviéticos que realizaban trabajos activos y disolventes en las granjas colectivas, descompusieron, desperdiciaron y destruyeron deliberadamente el grano, los animales de carga y el ganado. La actividad de la parte nacionalchovinista de la intelectualidad ucraniana, que en varios casos formalizó y dirigió ideológica y organizativamente las organizaciones insurgentes contrarrevolucionarias identificadas. […] 4. La destructiva labor de los traidores con billete del partido, no solo sabotean y realizan labores subversivas para interrumpir el aprovisionamiento de grano, sino que también, como lo demuestran muchos casos insurgentes revelados, son organizadores y líderes de grupos contrarrevolucionarios. En los primeros 20 días de diciembre fueron arrestadas 12 178 personas” — nota de Vsevolod Balitsky, nombrado el 25 de noviembre de 1932 representante autorizado de la OGPU de la URSS en la RSS de Ucrania, dirigida a Iósif Stalin el 28 de diciembre de 1932.

Manifestación junto al punto de almacenamiento de grano tras la entrega de pan. Uli, región de Járkiv, 1932. – Archivo Central Estatal H. Pshenychnyi de Cine, Foto y Audio documentos de Ucrania.

El 7 de agosto de 1931 apareció la resolución: “Sobre la protección de la propiedad de las empresas estatales, granjas colectivas y cooperación y el fortalecimiento de la propiedad estatal (socialista)”. Este documento es más conocido como la “Ley de las Cinco Espigas de Grano”. Por el robo de la propiedade de la granja colectiva se castigaba con la pena de muerte y, en “circunstancias atenuantes” podía acarrear una pena de prisión de al menos 10 años. Según la “Ley de las Cinco Espigas de Grano”, a la gente se le prohibía recoger los restos de la cosecha de los campos. En ese momento, los escuadrones iban de casa en casa por los pueblos, llevándose todo el grano de los habitantes.

Ya en 1932, se estableció para Ucrania un plan irreal de aprovisionamiento de grano de 356 millones de puds de grano. Para la aprobación del plan de aprovisionamiento, los asociados más cercanos a Stalin, Kaganovich y Molotov, llegaron a Járkiv. Ambos eran claramente conscientes de la intención de Stalin de destruir cualquier oposición existente a toda costa, especialmente en Ucrania. El 6 de julio de 1932, en una conferencia del PC(b)U, junto con Molotov, Kaganovich acusó a los dirigentes del PC(b)U del fracaso de la colectivización y se opuso a la propuesta de los comunistas ucranianos de reducir las normas de aprovisionamiento de grano en Ucrania. Esta declaración básicamente anuló todos los intentos de los directores de las granjas colectivas y los comités ejecutivos de distritos de enfatizar que el plan era simplemente imposible de llevar a cabo físicamente. La respuesta de Kaganovich fue intransigente y clara: el sistema no se detendrá. Pretende quedarse con todo.

Pud
Un pud pesa algo más de 16 kilogramos.

El 22 de octubre de 1932, el Politburó del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, por la iniciativa de Stalin, aprobó la decisión de la creación de comisiones de emergencia para el aumento del aprovisionamiento de grano en Ucrania y el Cáucaso Norte. Se trataba de la formación y coordinación de las actividades de los mismos escuadrones que realizaban los registros en los patios de las casas e incluso se llevaban de las mesas la comida preparada. La comisión en Ucrania fue encabezada por Molotov. Kaganovich se encargó del Cáucaso Norte. En aquel momento, era el jefe del Departamento de Agricultura del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética. Es decir, era el responsable de la política agraria en la URSS. Y fue él quien se convirtió en uno de los causantes de la muerte de millones.

Los documentos y las resoluciones del gobierno soviético, que paso a paso quitaba todo al pueblo, aparecían casi a diario. Cada nueva firma arrebataba más a los antaño ricos y confiados propietarios privados. Cada nueva letra en la resolución les acercaba más al estado de esclavos silenciosos del sistema.

La resolución del Politburó del PC(b)U “Sobre las medidas para reforzar el aprovisionamiento de grano”, del 18 de noviembre de 1932, preveía la aplicación del plan de aprovisionamiento de grano antes del 1 de enero de 1933. Se canceló por completo la emisión de anticipos en especie en todas las granjas colectivas, se exigió la devolución de todo el grano entregado a las granjas colectivas para la alimentación pública de los trabajadores agrícolas colectivos. Las granjas que no cumplían los planes de aprovisionamiento de grano fueron castigadas con multas en especie. La resolución introdujo multas en especie en forma de entrega adicional de carne y patatas en la cantidad equivalente a un plan de aprovisionamiento de 1,5 años. Se permitió la reimposición de multas. En realidad, confiscaron todo lo comestible que encontraban. Al mismo tiempo, los escuadrones especiales continuaron con la política de “caza de brujas” y destruyeron sistemáticamente cualquier fuente de disidencia, incluso potencial. Esto incluía arrestos y exilios a regiones remotas de la URSS. Así, en casi toda Ucrania, los órganos punitivos confiscaron todos los alimentos.

El 1 de diciembre de 1932, el Consejo de Comisarios del Pueblo de la RSS de Ucrania prohibió la venta de patatas en los distritos que no cumplían las obligaciones de contratar y controlar las existencias de patatas disponibles en las granjas colectivas. En esta lista figuraban 12 distritos de las regiones de Cherníhiv, 4 de Kyiv y 4 de Járkiv. El 3 de diciembre se prohibió la venta de carne y animales en determinados distritos. Desde el 6 de diciembre, estos distritos, así como ciertos pueblos, fueron incluidos en las “pizarras negras”. Los pueblos que figuraban en dichas pizarras estaban de facto condenados a muerte. Estaba prohibido suministrarles alimentos y también estaba prohibido salir. Los pueblos estaban rodeados de tropas, por lo que era imposible escapar. A la gente simplemente se le encerraba en sus propios hogares y se observaba morir a familias enteras.

Fotos: Oleg Perevérzev.

— El Holodomor fue un exterminio civilizacional de los ucranianos. Iósif Stalin tenía un objetivo: destruir a los ucranianos como fenómeno civilizatorio, para que el pueblo ucraniano nunca más tuviera la oportunidad de reclamar su papel independiente en la historia. — Vitaly Pórtnikov.

El 16 de enero de 1933, el Politburó del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética aprobó el plan definitivo del aprovisionamiento de grano para Ucrania: 260 millones de puds. El plan estaba sujeto a “realización completa e indiscutible a cualquier precio”. Básicamente, las autoridades soviéticas lo confirmaron normativamente: están dispuestas a contemplar la lenta y dolorosa muerte y el colapso moral de millones de personas por el “brillante futuro comunista” de las masas grises sin nombre.

El 22 de enero de 1933, se emitió la Directiva del Politburó del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética y del Consejo de Comisarios del Pueblo de la URSS “Sobre la prevención de las salidas masivas de campesinos hambrientos en busca de alimentos”: estaba prohibido salir del territorio de la Ucrania soviética y del Kuban. El período de enero a julio de 1933 fue el más duro en cuanto al número de víctimas, con un pico en junio de 1933. En total, millones de ucranianos murieron durante el Holodomor.

Los campesinos del pueblo Illintsi de la provincia de Vínnytsia en el punto de almacenamiento de grano durante la entrega de pan al estado. Illintsi. 1929. – Archivo Central Estatal H. Pshenychnyi de Cine, Foto y Audio documentos de Ucrania.

Juegos de estadística

“La vida se ha vuelto mejor, la vida se ha vuelto más divertida”, afirmó el camarada Stalin en el Primer Congreso Stajanovista en diciembre de 1935. La vida realmente se volvió “más divertida”. En 1934, el NKVD asumió el control de los departamentos del Registro Civil. Mueren demasiados, nacen pocos, culpan al gobierno soviético y se manifiestan constantemente — la justificación fue inventada rápidamente y expuesta en una de las resoluciones del Consejo de Comisarios del Pueblo de la URSS y del Politburó del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética:

“Los organismos de registro eran a menudo utilizadas por enemigos de clase (sacerdotes, kulaks, exblancos) que se infiltraron en estas organizaciones y realizaban en ellas trabajos contrarrevolucionarios y dañinos: registro de la muerte de las mismas personas varias veces, subregistro de nacimientos, etc.”

Esta decisión tenía otra razón entre sus motivos. En el mismo 1934, Stalin destacó que la población en la URSS crece constantemente. Las estadísticas tras el último censo de 1926 deberían haber mostrado una bonita imagen: el crecimiento del imperio, la prosperidad y el deseo de su población de dar a luz a nuevos y nuevas camaradas. En cambio, las estadísticas reales mostraron lagunas en forma de millones de pérdidas en 1932-1933.

La preparación del censo de 1937 fue especialmente solemne. El camarada Stalin incluso editó él mismo el cuestionario, eliminando las preguntas sobre el lugar de nacimiento y los traslados. El 1 de enero de 1937, el Politburó del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética y el Consejo de Comisarios del Pueblo hicieron un llamamiento a la población para que se tomara en serio el censo, que “en el lenguaje de los números debía testimoniar la victoria del socialismo”. Dado que la misión no era sencilla — en algún lugar encontrar hasta diez millones de personas que murieron a causa del genocidio y no avergonzar al camarada Stalin — incluso hicieron una ronda entre la población.

Pero “por alguna razón” no todo salió como estaba previsto. El 6 de enero de 1937, en vez de lo planeado, el censo se realizó en 1 día. Ya el 10 de enero, uno de los dirigentes del censo recibió una nota: “Los resultados del censo de la RSS de Ucrania, según los datos preliminares, hacen que este material sea absolutamente secreto”. Efectivamente, el camarada Stalin no podía admitir el fracaso de la celebración de la prosperidad del estado soviético y la escasez de varios millones de personas. Y si la festividad no se celebraba, alguien tenía que ser castigado por ello. Y así sucedió: los principales infractores de la “diversión” de Stalin fueron los propios organizadores del censo, que fueron inmediatamente reprimidos. Y ya en 1939 se planificó un nuevo censo, que se convirtió en una auténtica farsa para ocultar la verdad.

El hecho de que las estadísticas de mortalidad fueran deliberadamente falsificadas por las autoridades soviéticas no resulta sorprendente. Un sistema que silenció a millones de personas no podía permitir ni siquiera la idea de que el mundo se enterara de los huesos que había bajo los caminos de la revolución proletaria.

Precisamente por tales “juegos y diversiones” en el caso del Holodomor, diversos científicos e instituciones de investigación, estudiando diversas fuentes y documentos de archivo, calculan sus propias cifras del número de víctimas. Además, la ausencia o indisponibilidad de estimaciones oficiales crea margen para la manipulación. Esto permite a algunos historiadores no reconocer el hecho del Holodomor como genocidio. Y, por ejemplo, Rusia, como “legítima sucesora de la URSS”, dirige sus esfuerzos a promover el subestimado número de muertos y, en general, cuestiona el Holodomor como una política deliberada del gobierno soviético.

La estadística siempre tienen dos caras. Por un lado, a menudo convierte los dramas humanos en un error sobre el papel. Por otro, da la oportunidad de seguir las tendencias y comprender los fenómenos con mayor profundidad, “alejarlos” del foco y verlos en su totalidad. Y también a evitar manipulaciones políticas y conjeturas debido a la falta de pruebas directas. Los relatos de los testigos presenciales, junto con los documentos de archivo que no pudieron ser destruidos, se convirtieron en la base sobre la cual el Holodomor fue reconocido como genocidio. Se apoyó en documentos de los archivos desclasificados del SBU (Servicio de Seguridad de Ucrania), que ahora están a disposición de todo el mundo. Fueron ellos los que demostraron que el gobierno soviético exterminó deliberadamente a la nación ucraniana. Cada testimonio es un drama de la supervivencia de personas y pueblos enteros, su resurgimiento y continuación en nuevas generaciones y empeños.

Sin embargo, la historia del genocidio de la nación ucraniana sigue teniendo muchas lagunas. Una de las mayores es la posibilidad no solo de conocer los crímenes del gobierno soviético, sino también de describir claramente su magnitud basándose en las estadísticas. En particular, por todos esos documentos que se sacaron de Ucrania y que hoy se conservan en los archivos del Kremlin. La verdadera cifra exacta de muertes es la misma perspectiva objetiva muy distante que suele faltar para una comprensión y articulación holística de un trauma histórico de esta magnitud.

Con el apoyo de

El material fue creado en el marco del proyecto ”Holodomor: mosaico de la historia”, junto con el Museo Nacional del Genocidio del Holodomor y con el apoyo de la Fundación Cultural Ucraniana.

El material ha sido preparado por

Editorial,

Fundador de Ukraїner:

Bogdán Logvynenko

Autora:

Yaroslava Bujta

Valeria Didenko

Jefa de redacción en ucraniano:

Yevgenia Sapóshnykova

Experto:

Yulia Kótsur

Larysa Artémenko

Experto:

Myjailo Kóstiv

Cámara:

Pavló Pashkó

Oleg Sologub

Productora:

Karina Piliúgina

Dirección:

Mykola Nosok

Directora de montaje:

Yulia Rubliovska

Diseño de gráfica:

Sergiy Rodionov

Diseño de gráfica:

Lyudmyla Kucher

Guionista:

Yaroslava Bujta

Editora de fotos:

Kateryna Akvarelna

Administradora de contenido:

Kateryna Yuzéfyk

Traducción:

Marina Dovzhenko

Jefa de redacción en español:

Svitlana Kazakova

Coordinadora de Ukraїner en Español:

Tetiana Kolisnyk

Editora jefa de Ukraїner International:

Anastasiia Marushevska

Coordinadora de Ukraïner Internacional:

Yuliia Kozyriatska

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